El Mar Mediterráneo, a pesar de su belleza natural y atracciones turísticas, se está convirtiendo en una peligrosa trampa de plástico, con niveles récord de contaminación plástica que amenazan las especies marinas y la salud humana. Cada año, alrededor de medio millón de toneladas de plástico ingresan a las aguas del Mediterráneo: el equivalente a tirar 33,800 botellas de plástico al mar cada minuto. Un tercio de los desechos plásticos se manejan mal en la región, y sin una acción drástica, se espera que esto se cuadruplique para 2050.
Los plásticos que terminan en el mar tienen efectos negativos, y a menudo letales, en la vida marina: se sabe que 134 especies mediterráneas como tortugas, aves marinas y cetáceos han ingerido plástico, mientras que los microplásticos han alcanzado niveles récord de concentración casi cuatro veces más altos que en otros áreas, impactando a todo el ecosistema. Además, la contaminación plástica está perturbando la Economía Azul del Mediterráneo y ensuciando sus costas. Las pérdidas económicas regionales atribuidas a la contaminación por plásticos se estiman en 641 millones de euros al año, siendo el turismo el más afectado. Irónicamente, los casi 300 millones de turistas que visitan el Mediterráneo cada año representan 40% de basura marina en la región durante los meses de vacaciones de verano, lo que convierte al turismo en un sector clave en el que centrarse al abordar el plástico en la región.
Por eso, las ciudades turísticas costeras han sido el foco de la Iniciativa de Ciudades Inteligentes de Plástico de WWF en el Mediterráneo. La iniciativa se lanzó en 2019 con Linda, Francia) como la primera ciudad que se comprometió a evitar que su plástico ingrese al Mediterráneo para 2025. La Iniciativa tiene como objetivo asociarse con al menos 25 ciudades o islas mediterráneas para 2022, asegurando que obtengan resultados medibles contra las fugas de plástico para 2030. Estas ciudades e islas ayudarán construir la ambición global de WWF de 1000 ciudades inteligentes de plástico y destinos turísticos para 2030.
Junto con Niza, las ciudades de Dubrovnik y Trogir (Croacia), Izmir y Islas Príncipes (Turquía), Hammamet, Monastir y Gabes (Túnez), y Tánger (Marruecos), han firmado su carta de intenciones para luchar contra la contaminación por plásticos. Seis ciudades adicionales ya se comprometieron a unirse en 2021, justo cuando la Iniciativa de Ciudades Inteligentes de Plástico comienza a expandir su alcance e influencia en toda la región.
Conozca más sobre nuestro trabajo para detener la contaminación plástica en el Mediterráneo.
* Imagen © Milos Bicanski